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domingo, 15 de marzo de 2009

Dudas de nevera.

Los amigos (mil gracias a ellos) me enseñaron a no encerrarme en el pasado, que es lo mismo que decir a no encerrarme en tu recuerdo, a seguir adelante ignorando el dolor en la medida de lo posible. Pero hay noches como esta en que me asaltan dudas de nevera, como las bautizó Alfred Hitchcock. Son ese tipo de dudas que a él le llegaban a las tantas de la madrugada, cuando se levantaba de la cama, llegaba medio tambaleándose hasta la nevera y mientras bebía se le venían a la cabeza ideas como en esa escena, ¿cómo porras llegó el prota montado en la moto si se había quedado sin gasolina tres escenas antes? No me vienen demasiadas dudas de nevera. Sabes muy bien que una vez que me quedaba sopa, solía quedaba quedarme en letargo toda la noche, a menos que me despertara muy ocasionalmente, o que me despertaras tú en alguna de tus seis o siete alzadas nocturnas.

Obviamente, a él le venían dudas sobre su pasión, que era el cine. A mí no me vienen dudas sobre Linux, hardware o poesía, en contra de lo que puedas pensar. Me vienen dudas extrañas sobre el amor. Y en esta noche, en la que me he levantado a las tres de la mañana, me he tambaleado a oscuras por el largo pasillo, he llegado a la cocina y sin encender la luz he abierto la nevera y he bebido agua fría a cortos sorbos... me han venido varias dudas... ¿Acaso soy yo el único que hecha de menos aquellas noches en pareja, aquellos paseitos hacia la nevera pasando frío para traerte agua y que no tuvieras que levantarte, aquel dormir acurrucados, con tu cabeza en mi pecho o abrazándote yo por la espalda? ¿Soy yo el único que ha pasado frío TODAS las noches de estos seis últimos meses? ¿Soy yo el único de los dos que de vez en cuando deja una marca de lágrimas en la almohada? ¿Soy yo el único que piensa que no está bien lo que pasó?

Y me respondo, despierto, de camino, primero al ordenador a escribir estas lineas en caliente, y luego de vuelta a la cama SOLO. Sí, yo soy el único que hecha de menos aquellas noches en pareja, el pasar frío por alguien que me importaba (y a quien parecía importarle), el abrazarte con firmeza y con ternura, el sentir tu respiración pausada y los espamos involuntarios de tu cuerpo cuando te quedabas dormida antes que yo, y sonreía, y le pedía al Cielo que el tiempo se detuviese para siempre, que nos dejase atrapados en ese momento. Si, yo soy el único que ha estado pasando frío TODAS y CADA UNA de las noches de estos seis últimos meses, y las que me esperan. Tú siempre has tenido peluches y máscotas con las que sustituirme. Sí, soy yo el único que llora amargamente de tanto en tanto, y no me causa vergüenza admitirlo. Y sí, soy yo el único que piensa que lo que pasó fue horrible, fue atroz, fue cruel, y no debió suceder, no de esa manera...

Me vuelvo a la cama, solo, a acurrucarme, a hacerme un ovillo bajo mantas y sábanas, a seguir pasando frío. Pero mejor este frío a tu frialdad...
Safe Creative #1004025895978

2 comentarios:

Djinn Sade dijo...

100% Realista esto.

Para ser un microrelato, creo que tiene MUCHO de ti.

En cualquier caso, ni el ni tú, sois los únicos.

Anónimo dijo...

He llorado...