BioAgendaEnlacesContacto

jueves, 30 de octubre de 2014

"Tengo toda mi vida ahí..."



Normalmente no suelo hablar de temas de trabajo, la informática no es tema que me inspire. Sin embargo una de las facetas que aún tengo que pulir es el trato social. Normalmente uso el teléfono para dar buenas noticias "ya puede pasar a recoger su equipo" pero en ocasiones me toca dar malas noticias. No hay más tu tía, expresión que nunca llegué a entender, es impepinable, si una placa base antigua tiene los condensadores sulfatados o un disco duro tiene fallos físicos no hay absolutamente nada que hacer, ampliación o equipo nuevo por un lado y perdida casi irremediable de datos por otro.

La última de estas situaciones me ha dado que pensar en cuanto le transmití al cliente vía telefónica el estado de su disco duro... sit tibi terra levis para los paganos, requiescat in pacem para los cristianos y se ha ido a tomar por... saco para los que no saben latín. Del largo monólogo que me soltó con tono de tragedia me quedé totalmente absorto con las palabras es que tengo toda mi vida ahí...

En un principio me invadió la sorpresa, la siguió la confusión y por poco me invadió la ira. Me entraron ganas de volver a llamar por teléfono y preguntar ¿realmente me estás diciendo que tu vida se reduce a unos y ceros? Me aguanté las ganas. Recordé una clase de la especialización en la que la profesora afirmaba que los datos eran totalmente inmateriales y no se apeaba del burro aunque le argumentase que todo bit tiene por fuerza algún soporte material, sea magnético, óptico, eléctrico, luminoso, etc. Pero para ella todo bit era totalmente intangible. Aceptando por un segundo esa teoría este hombre había afirmado que su vida era igual a nada.

Por supuesto que yo no creo en esa teoría, los datos informáticos existen en un soporte u otro. Pero así se llega a otra afirmación igualmente inquietante. Su vida no era más que ceros y unos, bits en un soporte magnético, tan solo un mero objeto. Me planteé mi vida de esa manera, cómo si los objetos me definiesen. Y definitivamente no. Es mi actitud, mi forma de ser, de pensar, mis recuerdos, mis emociones, los que me definen. Pensé en mis propios datos, por duplicado y algunos por triplicado y cuadriplicado online. Pensé en el casual en el que todos mis datos se fuesen al garete, si toda mi vida se desvaneciese. Sinceramente, aunque sería un embrollo volver a crear ciertos datos y reescribir un buen puñado de textos, no echaría nada de menos. Curiosamente en la mayoría de los casos nos indican como datos importantes las fotografías, dado que normalmente no se pueden volver a repetir. He borrado miles de fotos, incluyendo muchas que pensaba que durarían para siempre. Ahora sé que las fotos no significan absolutamente nada. El recuerdo de lo que fue real siempre las supera. No son más que un medio para facilitar dicho recuerdo, pero totalmente prescindibles.

No se me ocurren así a bote pronto más datos importantes, no al menos a nivel de usuario. Los datos realmente importantes aún vienen en formato papel, y las respectivas administraciones se encargan de proporcionar originales. Desde mi punto de vista nada podemos guardar en ceros y unos que no sean simples sombras de lo real. Resulta raro que alguien que se dedica a la informática diga esto, sobre todo en un soporte digital como es éste, pero mis convicciones van primero. Adoro la capacidad que siempre tiene la tecnología para sorprenderme, pero nada, absolutamente nada supera a la propia vida.