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domingo, 28 de febrero de 2010

Diario del centinela, capítulo XIV: Cartas a/de ultramar.

Esta entrada tampoco la escribe el centinela, sino nuevamente su creador. No es que siga bajo arresto en el cuartel, ni tampoco está sigue malherido, sino que prefiero esperar un poco más y seguir viendo sus reacciones, a ver si realmente puedo fiarme de él. Por lo pronto diría que si.

Por lo pronto diría que mi propia creación me ha recordado una lección. La literatura siempre me ha dado sabias lecciones, pero no pensé que la propia creación pudiera hacerlo, recordándome en este caso que no sé puede ir por la vida de buenazo e inocente, a la vez que recibir la herida también hay que saber darlas. Hay que tener ese puntito de cabrón necesario para que te derribe el primero que llegue. No todo es defender, también hay que saber atacar. No pretendo justificar sus actos. Los primeros días del año fueron un descontrol en las que hizo más mal que bien, sobre todo a si mismo, mas tampoco creo que sea justo condenarlo por una actitud pasajera, sobre todo, viendo lo visto, que ha aprendido la lección, no se puede ser fuego y hielo a la vez, ni tampoco fuego ni hielo en terminos absolutos, hay que estar templado como el acero, estar dispuesto a usarlo cuando sea necesario y tenerlo enfundado el resto del tiempo. El centinela siempre ha sido un buenazo, demasiado, probó ser justo lo contrario y descubrió que tan mala era una actitud como la otra. Ya lo decía Aristóteles, la virtud está en el centro, no en los extremos. Confío en que ahora el centinela realizará mejor su tarea. Su lucha contra si mismo seguirá, eterna e incansable, pero está mucho mejor entrenado ahora, y acompañado...

Ahora mismo está en la torre, haciendo guardia... más o menos. En realidad la guardia la está haciendo su compañero Paulo, aquel al que no tragaba y con quien cada día se lleva mejor. Él está escribiendo (nada de Bloody Haikus, eso está apartado de momento), pero esta vez son cartas a ultramar, cartas que han de cruzar el oceano y volver. Y son para su amorcito en la distancia. En cierta manera se podría decir que sigue estando loco, pero ahora en un mucho mejor sentido, enamoradito perdido. Me late que dentro de unos meses cruzará el oceano...

De ella os podría decir yo mil cosas, pero me detendré y no diré nada sobre ella. Al fin y al cabo ella tiene sus propias maneras de expresarse públicamente, tiene su propia voz y no es nada complicado averiguar de quien se trata. Tan solo diré que mi fondo de pantalla es una fotografía suya de un campo de flores, que cada día la añoro más y que cada vez que me suelta un "te quiero" me hace el hombre más feliz sobre la tierra (si, enamoradito perdido). El resto es una historia entre nosotros en la que estamos aún en las primeras páginas.

Para el mes que viene creo que dejaré al centinela expresarse libremente. A lo mejor incluso se anima y comparte con nosotros alguna de esas cartas de amor que está escribiendo. Por lo pronto voy a dejar otro poema ajena. El mes pasado fue de Julio Martinez Mesanza, el cual ha sacado un nuevo libro que quiero para mi colección. Esta vez dejaré una voz femenina por acá, la de la mujer de Mesanza, Amalia Bautista. Repondiendo el Remedia Amoris de Mesanza, el Contra Remedia Amoris de Amalia. Tal para cual...


CONTRA REMEDIA AMORIS
Yo no soy de ese tipo de mujeres
incapaces de amor y de ternura.
Yo sé lo que es valor y lo que es sangre,
aunque odie el sacrificio y me repugne
la vanidad que nace en la violencia.
Quiero ser la mujer de un mercenario,
de un poeta o de un mártir, es lo mismo.
Yo sé mirar los ojos de los hombres.
Conozco a quien merece mi ternura.
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